miércoles, 24 de diciembre de 2008

Efecto retardado


Me bautizaron a los 6 meses. Estudié en un colegio católico de monjas. De pequeña fui un poco fanática religiosa. Aún me persigno cuando paso al frente de una Iglesia y trato de rezar todas las noches (Si me quedo dormida, en la mañana al despertarme). Sin embargo, no me siento parte de la comunidad católica porque ni voy a misa ni creo fervientemente en la Iglesia. En mi núcleo familiar tenemos creencias bastante extrañas, creo q si viviéramos en la Edad Media nos quemarían en la hoguera por brujas (Digamos que en mi casa somos tan herejes q estando a 23 de diciembre aún no ponemos el nacimiento xD ). Pero a pesar de todas las costumbres casi sacrílegas, celebramos la Navidad como cualquier familia promedio de Lima-Perú: Cena y regalos bajo el árbol.

Para mí, la Navidad es la fecha del año que más espero, mucho más que mi cumpleaños (Al cual casi odio ¬¬), porque en esta fiesta todos son los agasajados y todos están felices por uno y por todos. La reunión no se centra egoístamente en un miembro de la familia, sino en todos y cada uno, y en especial se trata de resaltar el significado de esa mágica reunión.

Mis navidades siempre han sido un poco accidentadas y con contratiempos, porque mi familia no es la más ejemplar y unida del planeta. Pero mal que bien, siempre son celebraciones que espero impacientemente y hasta con ansias cuando niña, con ilusión cuando adolescente y con alegría cuando adulta.

Sin embargo, este año el espíritu de la navidad no se ha presentado en casa. No c si sea porque aún no terminamos d adornar el árbol, o porque me faltan nutrientes suficientes como para sintetizar hormonas que actúen sobre mis glándulas cerebrales y secrete neurotransmisores que me animen, o porque quizás se olvidó d pasar este año por aki.

A estas alturas del año debería estar preguntándome al menos qué es lo que mis hermanos me han comprado y aguantando el impulso de rebuscar entre sus cosas a ver si encuentro alguna bolsa sospechosa, conociéndome siempre encuentro lo que los demás esconden.

Por estos días el olor a árbol de navidad llena mis pulmones, cuento las casas con luces de navidad cuando salgo de noche y canturreo villancicos sin letra mientras hago mis quehaceres diarios.

Antes de Navidad suelo estar a la expectativa, esperando impacientemente que sea 24 por la noche y sea hora de ir a casa de mi abuela materna, donde siempre cenamos con o sin más tíos. Siempre un pavo delicioso, una ensalada de lechugas de colores o papas, manzana y mayonesa espectaculares, y el dulcísimo puré de manzana de mamá que siempre es un éxito. Antes de la cena, la prole siempre nos peleamos por el cascanueces y nos atiborramos de las pecanas con cáscara y frutas secas que mi tía casi siempre compra (Cuando vivía con mis abuelos, y si es que cena con nosotros)

Me encantaría tener ilusión de los regalos q voy a recibir.
Me encantaría poder respirar el ambiente a pino.
Desde mi asiento al frente de mi computadora escucho cinco villancicos diferentes a destiempo, que provienen de los juegos de luces que mis vecinos han usado para adornar sus casas, y me encantaría tener las ganas de tararearlos.
Quisiera poder pensar en las castañas y las frutas secas que mi tía compra para entretener la impaciencia.
Sería muy feliz si tan sólo pudiera disfrutar un poquito de todos los preparativos para la celebración, y cuánto daría por que no me importe comer hasta la saciedad en la cena…

Pero no puedo. Porque he cambiado. Porque tengo algo dentro (O mejor dicho, no tengo nada dentro) que me impide reír despreocupadamente, feliz de estar de vacaciones de verano y con toda la expectativa de lo que haré en mi tiempo libre.

Saber que peso 48 y me siento tan gorda como siempre.
Sentir el efecto retardado de todo lo sucedido con CH: sentirme utilizada de nuevo por un hombre que me hizo creerle para divertirse un rato, desilusión porque por mi culpa no pasó a más y él terminó siendo lo que no quería q yo pensara q él era. Todo en tan poco tiempo.
Enfrentar el hecho de que una vez más mi padre no hizo nada por estar con nosotros no en estas fechas y una vez más demostró que no le importamos.
Saber q estaré sola a fin d año, más sola xq ahora me doy cuenta de que podría estar acompañada, y a diferencia del año pasado sí me afectará su ausencia.




Este año mi hermana y yo volveremos a cantar en la misa de gallo y luego vamos a pasar Nochebuena en casa, xq mi tía es problemática y mis abuelos esta vez estarán con ella. Eso es más tranquilidad para todos. Neruda tb cenará con nosotros. No c q haya d comer, pero me huele a q la cena no será tan surtida, y eso en cierta forma es mejor xq no habrán muchas tentaciones. La ensalada me imagino q la haré yo, y eso le quitará puntaje. Al final sé q terminaré tragando como mula, pero lo bueno es q estaré en mi casa y ya veré qué hago.

Lo único q me causa ilusión es ver la cara d la gente q prueba las supergalletas navideñas y abre los regalos q les compré. Eso es lo único q ahora me importa realmente n_n. Ojalá les guste, xq me ha costado mucho decidir U_U.

2 comentarios:

Troba dijo...

Me invitas una supergalleta??
feliz navidad, niña de cristal
ya veras que estos malos ratos pasara muy pronto...
un beso navideño

Chris dijo...

Yo también disfruto muchísimo de hacer y dar galletas (no comerlas, por favor) y los regalos! Ahora mismo muero de la impaciencia porque quiero que mi mamá abra el suyo!

Un abrazo, nena. Felíz Navidad.