Mira tú

Yo no sabía vomitar.

Es más, estaba dentro d las cosas q así estuviera enferma y con náuseas, prefería no hacer.

La comida no se desperdicia. Mucha gente se muere d hambre todos los días y uno no debería siquiera pensar en comprar sólo xq necesitas tener algo en el estómago para poder vomitarlo. Yo tb he vivido en carne propia una situación económica en la q no sabías si iba a haber comida en casa al día siguiente para almorzar, y me he quedado con hambre porque mamá no tenía para comprar más comida. Desperdiciar comida definitivamente es algo q no se debe hacer.

Sin contar claro el gasto económico y d recursos (Agua, luz…) q se utilizan cuando una está en el baño…

No señor, ni hablarlo. Va en contra d mis principios.

“Y q hay d robar?”

ROBAR?

Oe, esas son palabras mayores. Las cosas d los demás se respetan. Por favor, eso t lo han inculcado desde el vientre: lo tuyo, tuyo, lo de los demás, se respeta. Robar es malo. Así sea de alguien q tiene más q tú, o q incluso le sobra o no va a notar la diferencia.

“Pero no me vas a venir con q no es importante el físico…!”

Por favor! Si a los 12 años prometí q jamás me iba a dejar llevar por la moda, aquella q se estaba llevando a mis amigas del colegio q bailaban y hablaban d chicos y se preocupaban por maquillaje, ropa d marca y cosas q al final se gastaban y no las hacían plenamente felices… no tanto como lo era yo.

O al menos como creía q era.

9 años han pasado.

Aprendí a vomitar sin importarme si tengo cólicos o heridas en la garganta o úlcera péptica o cansancio fatal o mil exámenes al día siguiente.

He robado dinero d mi mamá cuando niña para comprarme golosinas, he robado dulces del supermercado porque no quería gastar en comida q iba a vomitar o porque quería achicar el gasto q me causaban unos caramelos q me iban a mantener parada en el transcurso del día. Me he comido la comida d mis hermanos y he cogido de sus “botines” alimenticios para seguir llenando un estómago q en breve iba a vaciarse.

Y he caído en esa “moda” q te cambia la forma d ser y le come el coco a una.

Sólo q en mi caso, no fue un simple interés adolescente por crecer cuando debía, sino todo lo contrario. Es una enfermedad q me pide a gritos q siga siendo una niña pequeña, q no sólo me come el cerebro y me cambia la forma d pensar y actuar, y q día tras día me va quitando un poquito d salud y un montón d mis ganas d vivir.

No pensé llegar a este punto. Hace un año pensé q todo era cuestión de encontrar de nuevo las riendas y tomar el control de lo q comía y lo q no. Si controlaba mis actos todo estaría bien. Si controlaba mis instintos naturales, todo estaría bien.

El control de la naturaleza propia no existe. Simplemente se es. Simplemente se siente, y no se puede pretender pensar q se puede ir contra de lo q es natural.

El problema, claro, viene cuando tienes una enfermedad q t afecta no sólo los sentidos sino tb la forma de sentir y pensar, si la tienes por años, y si encima no quieres dejar d pensar y sentir d la forma q lo haces xq lo seguro es más cómodo y t da miedo cruzar al otro lado xq todo lo q has pasado se iría a la mierda.

Hace un año pensaba q todo se solucionaría con el tiempo. Q era sólo una racha comilona, q en pocos días encontraría una excusa para volver a perder el hambre.

Q inocente. El hambre jamás se pierde. Lo q se pierde es el rumbo, y el control jamás vuelve. Porque si lo hace, es para tentarte a seguir avanzando en una senda artificialmente iluminada, q sólo t lleva más y más profundo, y cuando menos t lo esperas, no encuentras ni el rastro de tus pies detrás d ti para volver sobre lo andado.

Q ilusa. Buscando el control sólo se encuentra el descontrol. Xq cada vez es más difícil controlar algo q se reprime y se niega y claramente se rebela contra una.

El control es un arma de doble filo. Y ya me hirió.

Me hirió de tal forma q me complace y me insta a seguir hiriéndome… Pero el dolor es real y me confunde, pidiéndome q cierre la herida, o q al menos deje de clavarme el arma en el vientre.

Pero trae ventajas, no? Trae muchas ventajas estar enferma, tener una excusa buena en tu personalidad trastornada y en años de enfermedad para no querer salir d ella. Así no tienes q hacer nada, porque nada hiciste para entrar.

Q ganaría saliendo? Poder sentarme trankila a estudiar y no andar jalando cada examen q tengo q dar, si es q lo doy xq me da tanto terror desaprobar q pienso seriamente en no darlo? Poder comer con tu familia en las pocas ocasiones especiales q los junta a todos en la misma mesa? Poder salir con las personas q antes llamabas “amigos” sólo porque te hacían sonreír un rato e intercambiaban palabras contigo? Dejar d tenerle miedo a cuanto compromiso social y que conlleve una planificación a futuro? Tener UNA VIDA?

Suena triste… Pero a estas alturas, la verdad, no me interesa mucho. Más me importa hacer más grande la herida.

Pero no suena tan mal, no? Obviando lo de “tener una vida”, eso d ser alguien “normal” por milésimas d segundo, suena apetitoso…

Estoy atascada.

Atrapada entre un NO rotundo, y el SÍ más sentido q puedo sentir.

Cuando como, sólo pienso en deshacerme d esa comida. En el movimiento de mi estómago, en el peso q hace al caer en él, en mis intestinos q seguro ya están recibiendo parte de esa porquería, ojalá no sea mucho, ojalá me muera en el intento.

Cuando vomito pienso en el dolor q siento, en lo poco q vale lo q hago, en lo desesperadamente q quiero terminar con este ciclo q se repite una y otra vez, incansable, sin importarle absolutamente nada más q seguir su curso.

Pienso incluso q no pierdo nada intentando comer… no c… Lechuga. O una manzana. O un poco d vainitas. Tantas veces q lo he hecho antes! Cuál es la diferencia?

La anorexia purgativa es la diferencia. Los 42 kilos (o menos) son la diferencia. Las ganas d destruirme son la diferencia. 9 años de enfermedad (Si no más, no c cuándo empezó el problema y no c si llegue a terminar algún día) son la diferencia.

Comer un plato d lechuga crea tal conmoción en mi cuerpo q me hace terminar en el baño. Q porque reacciona mi físico y despierto el hambre (Si es q es hambre y no voracidad) la q tenía guardada y me hace comer d más, sin darme cuenta siquiera d lo q hago… O si porque reacciona mi psique enferma y me dice q son 40 calorías q me podría estar ahorrando, y ahora q están dentro tienen q salir “pero como ya comiste, da igual vomitar media lechuga que media lechuga, 5 panes con harta mantequilla, 3 cafés, 10 tostadas con mantequilla, 2 manzanas, bolitas de chocolate y sigo enumerando…”

Mientes. Robas. Comes. Vomitas. Finges. Lloras. Gritas. Pataleas. Te juzgas. Te criticas. Sientes. Vives. Te aterras. No tiene fin.

Entrar a la cocina es un suplicio. Salir a la calle es un suplicio. Ir a un supermercado es un suplicio. Hablar es un suplicio. Q la gente t vea es un suplicio. Estudiar es un suplicio. Dormir es un suplicio. Estar viva es un suplicio.

Pensaste q eras normal? Q es natural tener estos miedos, estas manías, la sensación d tener q controlar cada movimiento q haces?

T EQUIVOCAS.

Bienvenida a la realidad. Estás dentro del mundo d una enfermedad q poco a poco t seguirá carcomiendo la existencia, a menos q realmente t pares y dejes d complacer sus mandatos, casi siempre entremezclados con tus instintos naturales, y hagas algo por remediarlo…

… Remediarlo… Bueno, yo diría más un “ver q pasa”. Xq al menos estoy TAN, PERO TAN LEJOS d encontrarle una solución a esta paradoja…!

La anorexia y la bulimia son enfermedades. Yo estoy enferma. Y tú?